Carta #52 - Historias olvidadas de un cuento perdido
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Querida Caperucita Roja, Alargaste tanto tu respuesta, que el Lobo volvió a sus instintos. No puedes pedirle que aleje sus colmillos de donde siempre los ha tenido. Sus garras tienen más historias de las que te contó y el tequila ya se lo tomó en tu ausencia. Los tres cerditos nunca lo perdonaron y las balas de plata terminarán con su vida. Intentaste una historia con Sir Robin pero tu corazón no la vivió. No te fijes en mi nariz y permíteme llevarte unos panes calientes para acompañar a tu café. Siempre con la verdad, - Pinocho.
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